Contrasentidos, incoherencias e hipocresías infames de un sistema malvado

Por: Luis Laurens

 

El sábado fui a hacer la compra a la Olímpica de Villa Carolina y caminando por la sección de frutas vi a un joven empleado pelando piñas, cortándolas en rodajas y empacando en bandejas. Le pregunté ¿qué hacían con las cáscaras que quitaban? y me dijo: "es desperdicio, la orden es botarlas". Le dije: pero por qué no las regalan, una persona puede hacer un refresco con arroz, pero me dijo con firmeza: “no se puede regalar, esa es la orden". En ese momento recordé una conversación igual que tuve con un empleado de la cafetería del Éxito, quien a esa misma pregunta me contestó lo mismo, “la comida que sobra, no en los platos sino en los estantes de las cafeterías, también la botan”.

A pesar de conocer las motivaciones de seguridad y económicas de los supermercados y muchos restaurantes, no puedo evitar sentir una mezcla de rabia, de impotencia, de dolor, con miles de niños, de ancianos, de discapacitados, cuya vida podría cambiar si esa comida en buen estado, en vez de botarla, se las dieran.

Mi indignación no es contra los Char, ni contra los EXITO, ni contra los CARULLA en particular, es contra el infame sistema que nos lleva a este grado de indiferencia y falta de empatía criminal, no de ellos, sino de todos nosotros, que vemos normal está aberración de un sistema malvado e hipócrita que permite que mientras en las cajas, unas funcionarias del EXITO le preguntan a usted cuando va a pagar: ¿va a hacer una donación a la fundación "Goticas" para los niños pobres?, en las cafeterías de mismo almacén otras funcionarias, siguiendo órdenes de sus jefes, botan la comida en buen estado.

Contrasentidos, incoherencias e hipocresías infames de un sistema malvado que mi corazón y mi cerebro, se niegan a aceptar como "algo normal".

Pastores y curas condenando la fornicación mientras se acuestan con sus feligreses y feligresas, empresarios que botan a sus empleados por robarse un tornillo mientras ellos evaden millones en impuestos, mujeres protestando por el maltrato femenino mientras ellas humillan y mal-pagan a sus empleadas domésticas, periodistas denunciando deshonestidad por encargo de la competencia de los denunciados, honestos ciudadanos denunciando la deshonestidad de los policías mientras les ofrecen plata para que no los multen por infringir la ley.

Así somos, nos indignamos por la corrupción, pero solo cuando nos perjudica. Nos solidarizamos con el necesitado, solo cuando nos conviene.

¿Quién habrá inventado lo de que "Dios nos hizo a su imagen y semejanza"?

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